Nació en Oaxaca, Oax., y murió
en Francia (1820-1915). |
Porfirio
Díaz
Sus padres, originarios de la Mixteca, fueron
José Cruz Díaz y Petrona Mori. Hizo
estudios inconclusos de derecho en el Instituto
de Ciencias y Artes de Oaxaca. Se alistó
para luchar contra la intervención estadounidense
de 1847 sin llegar a combatir. Se adhirió
al Plan de Ayutla. Peleó contra los conservadores
en la guerra de los Tres Años. General
y diputado en 1861. Durante la intervención
francesa asistió a la batalla de Puebla
de 1862 y al año siguiente, en la misma
ciudad, fue derrotado y hecho prisionero. Logró
escaparse y volvió a las armas. Tomó
Taxco y ocupó Oaxaca, donde se convirtió
en gobernador del primero de diciembre de 1863
al 12 de febrero de 1864. En esa ciudad rechaza
a los emisarios de Maximiliano que lo invitan
a convertirse en colaboracionista y amenaza con
fusilar a cualquier otro enviado que llegue con
el mismo ofrecimiento. El 8 de febrero de 1865,
sin armamento, se ve obligado a entregar la plaza
a los invasores, quienes lo aprehenden. De nuevo
logró evadirse, y en septiembre de 1865,
ya como divisionario, obtiene el triunfo en Tehuitzingo
e inicia una impresionante cadena de victoria
entre las que destacan la que obtiene en La Carbonera,
lo que le permite recuperar Oaxaca y convertirse
otra vez en gobernador (31 de octubre al 11 de
diciembre de 1866), la batalla del 2 de abril,
cuando retoma Puebla, y la ocupación de
la ciudad de México, el 21 de junio de
1867, con lo cual finaliza la guerra contra el
imperio. En las elecciones de 1867 se presenta
como candidato a presiente pero Juárez
es reelegido. En 1868 se le otorga licencia para
dejar el ejército. En 1871 presenta de
nuevo su candidatura a la Presidencia de la República
y el Congreso reelige a Juárez para otro
período. En noviembre de ese año
Díaz lanza el Plan de la Noria, mediante
el cual desconoce a Juárez, y se levanta
en armas. El Plan estipula “que ningún
ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio
del poder”. La rebelión es derrotada
y Díaz abandona el país. En 1872,
al morir Juárez, Díaz se acoge a
la amnistía que dicta Lerdo de Tejada,
quien termina el periodo presidencial para el
que Juárez había sido reelecto.
En 1875 el Congreso reelige a Lerdo y Díaz
lanza el Plan de Tuxtepec y encabeza un levantamiento
que derroca a Lerdo. Asume provisionalmente la
Presidencia de la República el 28 de noviembre
de 1876 y ocho días después la deja
al general Juan N. Méndez. Cumplida la
formalidad, el Congreso lo designa presidente
para el periodo 1877-1880. A cargo del Poder Ejecutivo
promueve una reforma constitucional para impedir
la reelección en periodos sucesivos, combate
el banderolismo, mina el poder local de los gobernadores,
reorganiza el erario y ordena aplastar una rebelión
que se produce en Veracruz. En 1880 lo sustituye
Manuel González y él ocupa la Secretaría
de Fomento. Del primero de diciembre de 1881 al
27 de julio de 1882 ocupó de nuevo la gubernatura
de Oaxaca. En este período introduce el
alumbrado en la capital de la entidad, construye
el puente sobre el río Atoyac, funda la
Escuela de Artes y Oficios, inaugura una sucursal
del Monte de Piedad, sustituye la Guardia Nacional
del estado por un cuerpo de gendarmería
llamado Guardianes de Oaxaca, promueve la construcción
del ferrocarril de Tehuantepec y sanea la hacienda
pública. Después de una licencia
que le permite organizar las fuerzas políticas
en que habrá de apoyarse nacionalmente,
vuelve a la gubernatura el primero de diciembre
para dejar el cargo el 3 de enero de 1883, cuando
va a la capital a ocupar nuevamente la Secretaría
de Fomento. En 1884 vuelve a la Presidencia, reforma
la Constitución a fin de poder reelegirse
indefinidamente, e inicia una gestión caracterizada
por las grandes obras materiales y el aplastamiento
de toda disidencia, lo que resume en la frase
política “poca política y
mucha administración”. De su gestión
destaca el tendido de líneas telegráficas
por todo el país, la construcción
de 20,000 kilómetros de vías férreas,
la electrificación de diversas zonas del
país, la protección a la industria
y el capital extranjero y el saneamiento de las
finanzas públicas. La colonización
tuvo cierto auge gracias a la rapaz labor de las
compañías deslindadoras, que despojaron
a los pueblos de tierras comunes en beneficio
de los hacendados y las empresas que operaban
en el ramo. Se estimulaba la llamada alta cultura
pero al término de la gestión el
analfabetismo era de 80 por ciento. La persecución
de los opositores y las matanzas contra obreros
y campesinos generaron una inconformidad que estalló
en noviembre de 1910, al reelegirse de nueva cuenta.
La rebelión encabezada por Francisco I.
Madero lo obligó a dimitir y el 31 de mayo
de 1911 salió de México a bordo
del vapor Ipiranga. Viajó por Europa y
se estableció finalmente en París,
donde murió.
Musacchio, Humberto. Gran Diccionario Enciclopédico
de México Visual. Tomo I, pp. 499-500.
México, 1989.
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