Nació
en México, D.F., el 29 de mayo de 1890;
falleció en Nueva York, E.U.A., el
22 de noviembre de 1955. Ingresó en
la Academia el 8 de diciembre de 1954 como
numerario; silla que ocupó: XXXVI (1º). |
Manuel
Toussaint nació en la ciudad de México
el 29 de mayo de 1890 y murió en la ciudad
de Nueva York (E.U.A.) el 22 de noviembre de 1955.
Hizo sus primeros estudios en
la Anexa a la Escuela Normal para Profesores y
en la Escuela Nacional Preparatoria, y sus estudios
superiores en la Escuela Nacional de Bellas Artes
y en la Escuela de Altos Estudios, después
Facultad de Filosofía y Letras. Pero ya
en la Escuela Nacional Preparatoria tenía
una cultura literaria, inclinación a las
artes plásticas y gran sensibilidad estética.
Publicó, con Antonio
Castro Leal y Alberto Vásquez del Mercado,
la primera edición de Las cien mejores
poesías líricas mexicanas (1914),
y ediciones y estudios sobre Sor Juana Inés
de la Cruz, Diego José Abad, fray Manuel
Navarrete, Luis G. Inclán, Riva Palacio,
Agustín F. Cuenca, Luis G. Urbina y Enrique
González Martínez, sobre el cubano
Heredia y nuestro periodismo en los albores de
la Independencia (1821-1835). En 1919 fundó
la editorial "México Moderno"
con Enrique González Martínez y
Agustín Loera y Chávez. Su primer
trabajo de crítica pictórica es
la interesante monografía Saturnino Herrán
y su obra (1920). Director de
la Escuela Nacional de Bellas Artes (1928-1929).
Secretario particular del Secretario de Educación
Pública José Vasconcelos. Organizador
del Seminario de Investigaciones de Arte en México
de la Secretaría de Hacienda (a partir
de 1928). En 1934 fundó el Laboratorio
de Arte de la Universidad Nacional de México,
que después sería el Instituto de
Investigaciones Estéticas, cuyo director
fue hasta su muerte. Fundó la cátedra
de historia del arte de la Nueva España
en la Universidad de México, y fue profesor
de la misma asignatura en la Escuela de Verano
durante muchos años. Director de Monumentos
Coloniales de la República en el Instituto
de Antropología e Historia (1945-1954).
Autor de Viajes alucinados:
rincones de España (1924) y de La pintura
de México durante el siglo XVI (1936).
Con método ejemplar, información
completa y sin desdeñar sus aspectos en
la cultura y la vida nacionales publicó
dos monografías: Tasco (1928) y Pátzcuaro
(1942). Como modelo de investigación documental
y crítica, estudio minucioso y sabia valoración
dejó su monumental La Catedral de México
y el Sagrario Metropolitano: su historia, su tesoro,
su arte (1948). Se le debe asimismo un importante
estudio sobre El estilo mudéjar en Hispanoamérica.
Durante años investigó nuestros
monumentos coloniales en la República,
a caballo, a pie o en ferrocarril y reunió
una preciosa documentación crítica
y gráfica de muy interesantes y a veces
casi desconocidos monumentos en sus Paseos coloniales
(primera edición de 1939 con quince estudios,
aumentados a cuarenta en la edición de
1962). Su labor más importante fue el renacimiento
de la historia y de la crítica de nuestro
arte colonial, que, en su tiempo, conoció
mejor que nadie y en cuyo campo fue maestro tanto
de Francisco de la Maza como de Justino Fernández.
Su influencia en esta materia fue enorme: descubrió
datos y fuentes documentales, obras artísticas
desconocidas u olvidadas, dilucidó atribuciones
en importantes pinturas, esculturas y aun obras
arquitectónicas de la época colonial,
estableció una secuela y organizó
la historia en nuestras artes en toda la época
de la Nueva España, y, al mismo tiempo,
fijó un criterio de valoración estética
todavía válido. Desde 1949 publicó
una historia del Arte colonial, que, revisada,
se reeditó después de su muerte
en 1962. Como Director de Monumentos Coloniales
de la República realizó una incansable
campaña en defensa de dichos monumentos
y logró imponer hacia ellos normas de respeto
y apreciación. Fue miembro de El Colegio
Nacional, de las Academias de Historia y de Bellas
Artes de Argentina, y de la Academia Mexicana
de la Historia. Dejó un volumen sobre investigación
histórica relativa a La Conquista de Pánuco
(1948) publicada por El Colegio Nacional. Dejó
además un libro de entretenimiento: Las
aventuras de Pipiolo en el Bosque de Chapultepec
(1954) con el seudónimo de Santos Caballero.
En 1955 asistió al XVIII Congreso Internacional
de Historia del Arte en Venecia (Italia), en que
México recibió por primera vez una
invitación para formar parte de su Comité
permanente. Miembro de la Academia Mexicana de
la Lengua el 14 de mayo de 1954, pronunció
el 8 de diciembre su discurso de recepción
sobre “La Epístola moral a Fabio”,
de cuyo famoso autor encontró rastros en
la vida de la Nueva España.
Antonio Castro Leal
Semblanzas de Académicos. Ediciones del
Centenario de la Academia Mexicana. México,
1975, 313 pp.
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