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HUMANISTAS MEXICANOS

 

HUMANISTAS MEXICANOS


ARTEMIO DE VALLE-ARIZPE
Miembro de la Academia Mexicana

Nació en Saltillo, Coah., el 25 de enero de 1884; falleció en México, D.F., el 15 de noviembre de 1961. Ingresó en la Academia el 5 de abril de 1933 como numerario; silla que ocupó: X (3º).


A
rtemio de Valle-Arizpe

La vida literaria de Artemio de Valle-Arizpe fue larga: cuarenta y un años de intensa labor, cortada apenas en la víspera de su muerte. Aparte sus actividades de escritor, fue, a partir de 1919, diplomático, y como tal sirvió en las legaciones de México en España, Bélgica y Holanda. En la Península residió cinco años y formó, entre otros conocidos intelectuales, en la Comisión de Investigaciones y Estudios Históricos. Antes, en años tempranos -1911- representó como diputado al Congreso de la Unión a un distrito de Chiapas, que por cierto sólo conocía de nombre, y, con tal investidura, asistió al derrumbe del régimen del general Porfirio Díaz.
   Hijo de Saltillo y de un gobernador del Estado, hizo sus primeros estudios en el antiguo Colegio de San Juan, donde enseñaban los jesuitas a los chicos de la mejor posición social. Pasó a continuación al Ateneo Fuente, fundado apenas dos décadas antes y ya famoso por sus disciplinas. En la ciudad de México hizo la carrera de abogado, que ejerció únicamente en un brevísimo lapso, unos cuantos años más tarde. En 1912 -era diputado- viajó a San Luis Potosí, donde conoció y trató al obispo Ignacio Montes de Oca, árcade de Roma y académico de la Lengua, y al alto poeta Manuel José Othón, tan dispares y tan eminentes, así como a otros potosinos, uno de los cuales lo recordaba, tiempo después, en un cuadernillo de anécdotas. No lo llamaba, ni con mucho -no lo llamó nunca-, la política, casi inevitable atracción del escritor en México. En cambio, inició con entusiasmo, a partir de 1919 en Madrid, la vida diplomática, en la cual sirvió por unos meses en nuestra legación en la Villa y Corte. Ese mismo año publicó su primera novela, Ejemplo, precedida en prosa y verso por un aluvión de padrinos de la más alta marca: Luis González Obregón, Luis G. Urbina, Eduardo Colín, Amado Nervo, Enrique González Martínez, Rafael López y Enrique Fernández Ledesma. Aparte el valor intrínseco de la obra, denunció Valle-Arizpe, de entrada, su gustosa inclinación por una temática y un estilo de corte colonial que cultivaría como un modo orgánico de su temperamento. A la muerte de Luis González Obregón, fue designado Cronista de la ciudad de México.
   El 29 de agosto de 1924 la Academia Mexicana de la Lengua lo nombra Correspondiente; el 2 de diciembre de 1931, reemplazó a su querido amigo Victoriano Salado Álvarez, finado en octubre del mismo año, como Miembro de Número.
   La moda de lo colonial que ganó a prestigiosos escritores, pasó pronto, como todas las modas; Valle-Arizpe siguió escribiendo con su fruicioso modo colonial, sin importársele lo que sólo aparentemente era semejante. Así se fueron los años, uno tras otro y muchos tras muchos, y su producción crecía más y más en su curso. Aquel gran trabajador no soltó la pluma un tramo, el más corto, de tiempo.
   Su estilo -su modalidad, su tonalidad, su concertación arcaizante- es, prácticamente, único en México. Con precisa justeza pudo escribir José Luis Martínez: "Su larga frecuentación de las cosas de la Colonia le ha llevado en sus obras de ficción a inventar un estilo arcaizante, falso o verdadero, y a recrear tipos y ambientes con la habilidad del consumado erudito y la viveza del buen novelista, mezclando con desenfado libertad e imaginación". El México de su evocación tiene una savia que emana fragancia; el encanto de sus invenciones y ensayos se viste de un aire de inimitables perfumes.
   De tan copiosa, su obra exige, a simple título bibliográfico, muchos renglones: Ejemplo (novela), 1919; Vidas milagrosas, 1921; Doña Leonor de Cáceres y Acevedo y Cosas tenedes, 1922; La muy noble y leal ciudad de México, según relatos de antaño y ogaño, 1924; Del tiempo pasado, 1932; Amores y picardías, 1932; Virreyes y virreinas de la Nueva España, 1933; Libro de estampas, 1934; Historias de vivos y muertos, 1936; El Palacio Nacional de México, 1936; Tres nichos de un retablo, 1936; Por la vieja Calzada de Tlacopan, 1937; Lirios de Flandes, 1938; Historia de la ciudad de México, según relatos de sus cronistas, 1939; Cuentos del México antiguo, 1939; Andanzas de Hernán Cortés y otros excesos, 1940; El Canillitas (novela de burlas y donaires), 1941; Notas de platería, 1941; Leyendas mexicanas, 1943; Cuadros de México, 1943; Jardinillo seráfico, 1944; La movible inquietud, 1945; Amor que cayó en castigo, 1945; En México y en otros siglos, 1948; La Lotería en México, 1948; La Güera Rodríguez, 1949; Calle vieja y calle nueva, 1949; Espejo del tiempo, 1951; Lejanías entre brumas, 1951; Sala de tapices, 1951; Fray Servando, 1951; Coro de sombras, 1951; Inquisición y crímenes, 1952; Piedras viejas bajo el sol, 1952; Juego de cartas, 1953; Personajes de historia y leyenda, 1953; De la Nueva España, 1954; Papeles amarillentos, 1954; Horizontes iluminados, 1954; Engañar con la verdad (novela), 1955; Deleite para indiscretos, 1955; Cuando había virreyes, 1956; Gregorio López, hijo de Felipe II, 1957; Historia, tradiciones y leyendas de las calles de México, 1959; Santiago, 1959; Memorias (historia de una vocación), 1960.
Simplemente como tarea, una de las más intensas de México.
Mauricio Magdaleno
Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, 313 pp.

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Agradecemos el apoyo para la realización de este proyecto de:


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. UNAM

 


GOBIERNO DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE MORELOS





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