Nació
en Guadalajara, Jal., el 26 de mayo de 1850;
falleció en México, D.F., el
22 de mayo de 1923. Ingresó en la Academia
en 1903 como numerario; silla que ocupó:
IV (2º). Cargos: Secretario (4º): 1908-1916;
Director (8º): 1916-1923. |
José
López Portillo y Rojas nació en
Guadalajara, Jalisco, el 26 de mayo de 1850. Hizo
sus estudios en su ciudad natal y en la capital,
y se graduó como abogado en Guadalajara
en 1871.Durante los tres años siguientes
viajó por los Estados Unidos, Europa y
el Oriente Medio, y a su regreso publicó
Egipto y Palestina. Apuntes de viaje (Imprenta
de Díaz de León y White, México,
1874), su primer libro. De nuevo en Guadalajara,
se dedicó a su profesión y fue maestro
de varias cátedras en la Escuela de Jurisprudencia.
Sus aficiones literarias lo llevaron a unirse
al grupo de los jóvenes escritores jaliscienses
de la época: Manuel Álvarez del
Castillo y Antonio Zaragoza, a los que se sumaron
luego Manuel Puga y Acal y Victoriano Salado Álvarez.
Por estos mismos años inició su
carrera política como diputado por Jalisco
al Congreso de la Unión de 1875 a 1877.
A la caída del gobierno de Sebastián
Lerdo de Tejada, del que era adicto, se retiró
a Guadalajara e hizo periodismo, pero en 1880
fue de nuevo a la capital como diputado y en ese
periodo conoció al poeta Manuel M. Flores,
quien le confió sus amores y desventuras,
que muchos años más tarde relataría
en Rosario la de Acuña. Un capítulo
de historia de la poesía mexicana. (Editada
por "Librería Española",
México, 1920). Al concluir su segundo periodo
como diputado, pasó a ser senador de la
República en 1882.
Junto con Manuel Álvarez
del Castillo y Ester Tapia de Castellanos en 1886
fundó en Guadalajara la revista de ciencias,
artes y letras, La República Literaria,
que se publicaría hasta 1890 y sería
la más notable de las que aparecieron en
aquella ciudad y una de las mejores revistas culturales
mexicanas. Por estos años publicó
su único libro de versos, Armonías
fugitivas (Est. Tip. de "La República
Literaria", Guadalajara 1892), varios folletos
de temas jurídicos; fue de nuevo diputado,
ahora por Nuevo León, y, a invitación
de Joaquín D. Casasús, se adhirió
al Partido Científico. Hacia 1902 ya se
había establecido en la ciudad de México,
en atención al puesto que desempeñaba
en la Secretaría de Relaciones y fue delegado
a la Segunda Conferencia Panamericana (México,
1901-2). De tiempo atrás había sido
amigo y partidario del general Bernardo Reyes,
y cuando éste no aceptó su postulación
en 1909 y se recrudeció la persecución
contra sus partidarios, López Portillo,
de honestidad intachable, fue calumniado de malversación
de fondos y padeció cárcel durante
seis meses. A la caída del porfirismo,
fue subsecretario de Instrucción Pública
en el breve gobierno de Francisco León
de la Barra (1911), Gobernador del Estado de Jalisco
de 1912 a 1914 y Secretario de Relaciones Exteriores
en el gobierno de Victoriano Huerta. Pronto rompió
con el usurpador y se ganó su enemistad.
Perseguido por éste en 1914 y luego por
los revolucionarios, "vivió los sobresaltos
de la vida prófuga", dice Emmanuel
Carballo, aunque sin salir del país, hasta
que en 1916 se acogió a la amnistía
decretada por Pablo González. En sus últimos
años se dedicó a la enseñanza
y a las letras.
Electo en la Academia Mexicana
como Correspondiente, el 31 de mayo de 1892, llegó
a ser Miembro de Número en 1903 para ocupar
la Silla IV. De 1907 a 1916 fue secretario de
la Academia, y desde 1916 fue su séptimo
director. A sus esfuerzos y prudencia se debe
el mantenimiento de la Corporación en los
últimos años de la Revolución
Mexicana. Murió el 22 de mayo de 1923.
La mesura y la honradez fueron norma de su vida.
López Portillo escribió
mucho: relatos de viaje, poemas de juventud, escenas
dramáticas, estudios jurídicos y
económicos, ensayos y artículos
históricos, crítica literaria, periodismo,
prólogos y alguna traducción, pero
debe su prestigio literario a las obras narrativas.
Los primeros cuentos que escribió son de
la época de La República Literaria
y los últimos de 1918. Llegan a una treintena
y se coleccionaron en dos volúmenes de
sus Obras en la Biblioteca de Autores Mexicanos
de Agüeros (vol. 27, México,1900 y
vol 49 México,1903) y en Historias, historietas
y cuentecillos (Librería de la Vda. de
Ch. Bouret, París- México,1918).
También sus tres novelas son obras de madurez
y aun de sus últimos años: La parcela
es de 1898 (Imprenta de V. Agüeros, editor,
México, Biblioteca de Autores Mexicanos,
vol. 11), Los precursores de 1909 (Ibidem, vol.
69) y Fuertes y débiles de 1919 (Librería
Española, México).
Entre sus cuentos, que tienen
una gama temática muy amplia, sobresalen
por su eficacia La fuga y En diligencia. Como
su autor lo reconoce, en sus últimas narraciones
había adoptado ya "un templado naturalismo",
que condenaba al principio de su carrera. La primera
y más famosa de sus novelas, La parcela,
relata la pugna de dos hacendados por la posesión
de un terreno sin importancia. Los precursores,
la más débil de sus novelas, expone
la triste vida y los azares de un asilo de huérfanos
en la época de la Reforma, y es al mismo
tiempo una sátira de la fatua clase media.
Fuertes y débiles, en fin, escrita después
del triunfo de la Revolución, es un cuadro
de líneas duras acerca de las relaciones
y los conflictos entre el campesinado y el latifundista.
Mucho se ha escrito sobre la autenticidad documental
y literaria de las novelas de López Portillo.
Mariano Azuela opinó que “La parcela
es novela de académico” y que “López
Portillo no acertó en sus retratos de rancheros,
pero sí en los de la clase social a que
él perteneció.” Y Emmanuel
Carballo observó que el apego al casticismo
llevó al novelista a tomar las voces populares
más de los libros de Pereda que del habla
de los campesinos de Citala. Pero como reconoció
el mismo Azuela, admira en La parcela “el
espíritu mesurado y alerta del novelista
y sobre todo su propósito de hacer literatura
bella, sana y provechosa”.
La última obra publicada por López
Portillo fue una valoración histórica:
Elevación y caída de Porfirio Díaz
(Con prólogo de Atenedoro Monroy, Librería
Española, México, 1922).
José Luis Martínez
Semblanzas de Académicos. Ediciones del
Centenario de la Academia Mexicana. México,
1975, pp. 157-160
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