HUMANISTAS
MEXICANOS
MAURICIO HARDIE BEUCHOT PUENTE
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua
Generación 1945
Nació
en Torreón, Coah., el 4 de marzo de
1950. Ingresó en la Academia el 21
de mayo de 1998 como numerario; silla que
ocupa: XXXII (7º).Otra distinción:
Corresponsal de la Real Academia de la Lengua
Española. |
Nació
en Torreón Coahuila, México, el
4 de marzo de 1950. Hoy en día es Investigador
Titular "C" de tiempo completo, definitivo,
del Centro de Estudios Clásicos del Instituto
de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
De 1961 a 1968 realizó, en México,
estudios de lenguas latina y griega y Humanidades
Clásicas en el Centro de Estudios de la
Orden de Predicadores (Padres Dominicos) y de
1968 a 1973 hizo estudios de filosofía
en el Centro de Estudios de la Orden de Predicadores,
también en México. Posteriormente,
de 1973 a 1974, llevó a cabo estudios de
filosofía (especialmente en cultura griega
y cultura medieval) en la Universidad de Friburgo,
Suiza.
Cabe señalar que el Dr. Mauricio Beuchot
es Licenciado en filosofía por el Instituto
Superior Autónomo de Occidente (actualmente
Universidad del Valle de Atemajac), Guadalajara,
Jalisco, México. Los estudios los realizó
de 1974 a 1976 y, en ese mismo año, obtuvo
el grado con mención honorífica.
La tesis que defendió para tal fin se intitula
Estructura y función de la metafísica
de Aristóteles, ya publicada. La Maestría
en filosofía la realizó en la Universidad
Iberoamericana de México de 1976 a 1978;
en ese mismo año obtuvo el grado de maestro
con la tesis Análisis semiótico
de la metafísica. En la Universidad Iberoamericana
de México, de 1978 a 1980, realizó
los estudios para obtener el grado de Doctor en
Filosofía. La tesis con que sustentó
su examen se intitula Sobre el problema de los
universales en la filosofía analítica
y en la metafísica tomista; texto que,
hoy en día, es considerado un clásico
sobre el tema y que recientemente ha sido publicado,
por la prensa de la Universidad Autónoma
del Estado de México (UAEM), en una segunda
edición revisada y aumentada.
Cabe señalar que el Dr. Mauricio Beuchot
ha desempeñado muy diversos cargos a lo
largo de su carrera académica. Desde 1980
a la fecha ha dirigido y formado parte del consejo
de redacción de publicaciones del país
y extranjeras. Así, pues, desde 1980 a
1991 formó parte del consejo de redacción
de la Revista de Filosofía de la Universidad
Iberoamericana de México y en 1983 comenzó
a fungir como subdirector de la misma. A partir
de 1987 3⁄4 y hasta la fecha3⁄4 es
Director de la revista filosófica Analogía,
de la Orden de Predicadores en México.
En este mismo año comenzó a formar
parte del consejo de redacción de la revista
Semiosis de la Universidad Veracruzana (Xalapa,
Ver.). Desde 1989 a la fecha es editor asociado
de la revista Investigaciones Semióticas,
de la Universidad de Carabobo (Valencia, Venezuela)
y miembro del consejo de redacción de la
revista Cuadernos venezolanos de filosofía,
(Caracas, Venezuela).
El 8 de febrero de 1990 fue nombrado coordinador
del Centro de Estudios Clásicos del Instituto
de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
Este cargo lo desempeñó hasta 1996
3⁄4 después de que el 19 de diciembre
de 1993 fue electo para el cargo señalado
por segunda vez. A la par de sus labores como
coordinador, el Dr. Beuchot dirigió el
anuario Noua Tellvs, que es una publicación
del Centro que él coordinaba. En efecto,
a partir de marzo de 1991 pasó a ser miembro
del comité editorial del mismo (cargo que
desempeña hasta la fecha). En ese mismo
año, la revista Medievalia (Instituto de
Investigaciones Filológicas) lo incorporó
como editor asociado y la Revista de Filosofía
de la Universidad del Zulia (Maracaibo, Venezuela)
lo nombró miembro del consejo de redacción.
En 1992 se incorpora como miembro del consejo
de redacción de Justicia y Paz. Revista
de Derechos Humanos (editada en México,
D.F.). En febrero de ese mismo año, el
Advisory Board del boletín Colegios. The
Newsletter on the History of Ideas in Colonial
Latin America, Our Lady of the Lake University
(San Antonio, Texas, E.U.A.), lo incluye como
miembro.
Desde 1994 a la fecha, él es miembro del
consejo de redacción de la revista de semiótica
Morphé (Maestría en Ciencias del
Lenguaje de la Universidad Autónoma de
Puebla ), del consejo editorial de la Revista
Pedagógica (Universidad Pedagógica
de México) y del consejo editorial del
anuario Saber Novohispano, (Centro de Estudios
Novohispanos de la Facultad de Humanidades de
la Universidad Autónoma de Zacatecas).
Desde enero de 1995 es miembro del consejo editorial
de la revista Diánoia (Instituto de Investigaciones
Filosóficas de la UNAM), de la Revista
española de filosofía medieval (Universidad
de Zaragoza, España), de la revista Novahispania
(UNAM), del consejo editorial de la revista Logos
(Universidad La Salle, México, D.F.) y
del consejo editorial de la revista Semiótica
(Journal of the International Association for
Semiotic Studies, Berlin - New York: Mouton -
De Gruyter).
A partir de junio de 1996, el Dr. Beuchot forma
parte del consejo de redacción de la revista
Anámnesis (México, D.F. ) y del
consejo Directivo de la revista Tópicos
(Universidad Panamericana, México). En
mayo de 1997 se incorpora al comité editorial
de la revista Seminarios de Filosofía (Pontificia
Universidad Católica de Chile, Santiago
de Chile) y al consejo editorial de La vasija.
Revista independiente especializada en educación
y ciencias del hombre (México, D. F).
En conjunción con su labor en el ámbito
editorial, el Dr. Beuchot ha estado a cargo de
diversos proyectos de investigación. De
junio de 1990 a junio de 1991 fue director (con
el Dr. José Antonio Robles) del Proyecto
de "Historia de la Filosofía Moderna
y la ciencia" y (con el Dr. Adolfo García
de la Sienra) del Proyecto "Máthesis",
de Lógica matemática. En 1994 participó
activamente en el Proyecto de Cultura Novohispana
del Instituto de Investigaciones Filológicas
de la UNAM (y de CONACYT). Una vez terminados
los proyectos arriba señalados (junio de
1991), fungió como titular responsable
del Proyecto Cultura Medieval (Programa de Proyectos
de Iniciación a la Investigación,
UNAM). En 1994 participó como titular responsable
del Proyecto Derecho Romano del (Programa de Proyectos
de Apoyo a la Docencia, de la UNAM).
Aunado a lo anterior, desde agosto de 1994, el
Dr. Mauricio Beuchot forma parte la cartera de
dictaminadores del consejo Nacional de Ciencias
y Tecnología de México (CONACYT).
Desde 1995 es miembro del comité evaluador
de los proyectos de investigación de los
aspirantes al Doctorado en Letras Clásicas
(DEP, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM).
Y a partir del 22 mayo 1997 es consultor teólogo
de la Comisión Arquidiocesana de Justicia
y Paz del Arzobispado de México.
A lo largo de su actividad docente y de investigación
el Dr. Beuchot ha obtenido varias distinciones.
Entre ellas destaca, por supuesto, formar parte
del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde
julio de 1985., además, desde el 28 de
mayo de 1990 es miembro de número de la
Academia Mexicana de la Historia (correspondiente
de la Real de Madrid). Desde el 11 de marzo de
1991 es socio honorario de la Sociedad Cultural
Sor Juana Inés de la Cruz (México,
D. F.) y miembro de número de la misma
desde 1996. En 1991 y de 1993 a 1995 formó
parte del jurado para designar los académicos
acreedores al Premio Universidad Nacional en el
área de Investigación en Humanidades.
Asimismo, ha sido miembro de las comisiones evaluadoras
del Centro de Estudios Sobre la Universidad (nov.
1994) y del Instituto de Investigaciones Filosóficas
(nov. 1994 y ene. 1995). En septiembre de 1995
formó parte del jurado calificador para
la cátedra especial "Samuel Ramos".
En 1996 pasó a ser miembro de número
de la Academia de Doctores en Humanidades, (México,
D.F). Finalmente, el 27 de noviembre de 1997 fue
elegido miembro de la Academia Mexicana de la
Lengua (correspondiente de la Real de Madrid).
No se olvida señalar, por supuesto, la
participación del Dr. Beuchot en asociaciones
científicas. Entre ellas destacan la Asociación
Filosófica de México, la Società
Internazionale Tommaso d'Aquino, de Roma, la Societas
Internationalis Studiis Neolatinis Provehendis
(Toronto, Canadá), la Society for the Eighteen
Century Studies, (Minneapolis, Minn.), la Sociedad
de Filosofía Medieval (Zaragoza, España),
la Asociación de Hispanismo Filosófico
(Madrid, España), la British Society for
the History of Philosophy (Londres), la Asociación
Internacional de Historia de las Religiones, la
Asociación Mexicana de Semiótica
y el Programa Internacional de Rescate e Investigación
del Pensamiento Colonial Iberoamericano (Caracas,
Venezuela).
Una activa vida docente ha sido cultivada por
el Dr. Beuchot desde 1975. En el Centro de Estudios
de la Orden de Predicadores ha impartido clases
de lógica (clásica y simbólica)
y metafísica tomista. En la Universidad
Iberoamericana (1976-1987) se desempeñó
como profesor de filosofía del lenguaje
y metafísica a nivel de posgrado y licenciatura.
En 1979 ingresó como profesor de la Universidad
Nacional Autónoma de México a nivel
de posgrado. Inició con la cátedra
de lógica y semántica medievales.
Actualmente imparte la cátedra de semántica
y filosofía novohispanas.
En 1979 el Dr. Beuchot ingresó como investigador
de medio tiempo al Instituto de Investigaciones
Filosóficas (UNAM). Posteriormente, en
1984, obtuvo otra plaza de medio tiempo en el
Instituto de Investigaciones Filológicas
(UNAM). Conjugó ambas actividades hasta
1991, cuando se incorporó como investigador
de tiempo completo al Instituto de Investigaciones
Filológicas (UNAM) en donde, hasta la fecha,
continua trabajando.
Obra y pensamiento
El trabajo del Dr. Mauricio Beuchot toca, sin
lugar a dudas, la historia del pensamiento iberoamericano.
Sus múltiples traducciones del latín
de pensadores novohispanos lo coloca como uno
de los más profundos conocedores de esta
época del pensamiento (1). Su quehacer
en esta área es significativo. Con todo,
su actividad como investigador no se agota allí.
Su estudio sobre los universales le permitió
trabar un diálogo franco y profundo con
el nominalismo y con lo que, en el siglo XX, desembocaría
en la filosofía del lenguaje. Sin lugar
a dudas 3⁄4 siendo, por supuesto, demasiado
esquemáticos3⁄4 este profundo análisis
desembocó en la propuesta hermenéutica
que el Dr. Beuchot ha desarrollado en los últimos
años, a saber, la hermenéutica analógico-icónica
(2). Ciertamente, esta propuesta también
es producto de un estudio cuidadoso y profundo
de uno de los grandes hitos del pensamiento universal,
a saber, el pensamiento medieval. Con todo, su
hacer y su decir no se agota allí. Por
sobre todo, el pensamiento del Dr. Beuchot es
producto de un compromiso, de una entrega, de
una búsqueda de respuestas. En efecto,
la crisis actual de la filosofía exige
reconducir el "orden del mundo". Es
decir, es menester resolver el solipsismo que
invariablemente conduce hacia la inconmensurabilidad
de paradigmas y el relativismo 3⁄4 en el
que tal inconmensurabilidad concluye3⁄4
que cierra toda posibilidad para el diálogo,
el respeto y la convivencia.
A través de su propuesta, es decir, de
la hermenéutica analógico-icónica,
el Dr. Beuchot intenta abrir un camino para el
diálogo; es decir, restablecer puntos de
contacto, "descubrir" convergencias,
"puntos de acuerdo" que rompan la incomensurabilidad
y el relativismo para dar franca oposición
al silencio, la falta de compromiso y la intolerancia.
Por ello, la respuesta del Dr. Beuchot no consiste
simplemente en un "regreso" acrítico
y ramplón al pensamiento medieval. En efecto,
de ser eso así, la propuesta del Dr. Beuchot
no representaría respuesta alguna. El quehacer
de Mauricio Beuchot se apoya, entonces, en una
visión profunda y clara del estado actual
de la filosofía y, por consiguiente, en
las necesidades humanas que tal estado genera
y resguarda. Discutir, pues, sobre derechos humanos,
hablar sobre iusnaturalismo, enfrentarse y situarse,
desde una respuesta propia 3⁄4 la hermenéutica
analógico-icónica3⁄4 , a la
tradición no tiene otra intención
que abrir paso a la esperanza.
La hermenéutica analógica de Beuchot,
entonces, cree en el logos del hombre. Es decir,
Beuchot cree que se puede decir algo del mundo.
Pero es consciente que ese decir es limitado.
Mas no se deja avasallar por esos límites.
Antes bien, es capaz de reconocer que, a pesar
de ellos es posible hablar con sentido y que por
ello, al hablar se crean compromisos, se asumen
posturas, se toma partido. La hermenéutica
del Dr. Beuchot quiere "recordarnos"
que el hablar del hombre no es mera "palabrería".
En efecto, si la analogía es posible, si
es posible referirse al ser desde la analogía,
es posible apuntar al ser. Ahora bien, si es posible
apuntar al ser, también es posible comprometerse
y definirse a través de la palabra. Me
temo que la intención más profunda
de la hermenéutica analógica del
Dr. Beuchot se encamina hacia la toma de conciencia
del poder operativo, del compromiso ético
que "el hablar, el decir" incluye y
que, por razones que no nos toca explicar ni clarificar
aquí, ha sido hecho a un lado.
El Dr. Beuchot reconoce que el lenguaje es una
herramienta limitada y, en ocasiones, fallida.
Con todo, reconoce también que el lenguaje
es y puede tocar la verdad, el ser y, además
de ello, que el hablar funda sentidos y, por consiguiente,
modos de vida. Así, independientemente
del poder que el lenguaje tenga para "alcanzar
el ser", no hay que olvidar que el lenguaje
per se tiene el poder de fundar sentidos, formas
de vida porque él (el lenguaje) es el medio
a través del cual se difunde y manifiesta
la comprensión que se tiene del mundo (sea
fallida, acertada, real o irreal). De esta suerte,
la hermenéutica analógico-icónica
del Dr. Beuchot apunta a una clarificación
y vivencia de la eticidad que cubre todas las
dimensiones humanas, incluyendo el lenguaje de
una manera sorprendente y, hasta el momento para
nosotros, insospechada. Ciertamente, esta dimensión
ética estaba presente en la filosofía
antigua, medieval. Allí radica la recuperación
3⁄4 que, de ningún modo, repetición3⁄4
del pensamiento antiguo en la propuesta particular
del Dr. Beuchot. Con todo, la presencia de esa
dimensión cobra una importancia particularmente
profunda en nuestros días precisamente
por el hecho de que, en la actualidad, la dimensión
práctica o comprometedora del lenguaje
3⁄4 si así se me permite llamarla3⁄4
ha perdido toda vigencia y ha conducido, desordenadamente,
al relativismo tan dañino y, en ocasiones
obsceno en el que hoy en día nos encontramos.
Así, la recuperación del pensamiento
antiguo, del hacer y decir medieval en el ámbito
filosófico no se cierne, de ninguna manera,
en una mera preferencia personal. Antes bien,
responde a la necesidad actual y urgente de recuperar
el papel activo (verbal) del habla. El verbo es,
implica acción. Eso es algo que hemos olvidado
y ese olvido ha producido una serie de trastornos
en el vivir más cotidiano y simple. La
vida, entonces, está ahora en peligro,
esa es la que hay que recuperar.
Pero la recuperación de la vida implica
una ardua tarea. Ella implica el encuentro con
la esperanza o, mejor dicho, con los verdaderos
límites del hombre. La desazón en
la que el hombre se vio envuelto tras la, así
llamada, "revolución copernicana"
le condujo ulteriormente a un nihilismo desesperado
y sórdido. El decir, la palabra sólo
podía ser proferida después de grandes
esfuerzos (las Reglas para la dirección
del espíritu, escritas por René
Descartes, no son en este sentido ni gratuitas
ni, en ningún modo, vanas). Pero esta atención
tan exigente e intolerante sólo puede fundarse
en una incapacidad para ver "lo positivo"
de la limitada condición humana. Es bien
cierto que el lenguaje, que el decir del hombre
puede no ser correcto, certero, acertado. Con
todo, tal limitación no implica (como quisieron
o pudieron verlo los filósofos de la modernidad
y los de la postmodernidad, también) la
total anulación de la posibilidad de la
corrección. La acerción (acertar)
también es posible. Allí se apoya
la hermenéutica analógica del Dr.
Beuchot. Es decir, ella recupera objetivamente
los límites del hombre. Pero se compromete
con el hombre todo, con el hombre entero. Los
límites son, por consiguiente, en la hermenéutica
analógica del Dr. Beuchot alcances, rupturas
que pueden conducir por nuevos derroteros que
acerquen, que franqueen la entrada a la verdad,
al ser.
Hay, pues, en el pensamiento de Mauricio Beuchot
una visión antropológica que aún
está por clarificarse. Se encuentra suspendida
en el fondo de toda su visión. Falta, pues,
darle cuerpo, hacerla pública, sacarla
a la luz. Eso es algo que, habrá que esperar.
El trabajo de sus intérpretes y del Dr.
Beuchot mismo tiene esta tarea por realizar.
El Dr. Beuchot acepta la analogía como
medio de conocimiento y, con ello, acepta la posibilidad
de comprender, de conocer, de hablar y de comprometerse,
de tomar partido. Así, Mauricio Beuchot
acepta la naturaleza humana sin temor, sin "miedo
al error". Pero con absoluta conciencia del
mismo. En efecto, la analogía es siempre
"parcial". El error existe y, por ende,
nada puede ser determinante, cerrado. No hay lugar
para la intolerancia. Pero tampoco hay lugar para
la "duda" que cierra la posibilidad
a todo compromiso, a toda toma de postura y, por
ende, a toda responsabilidad. La "naturaleza
humana", entonces, en la propuesta hermenéutica
del Dr. Beuchot es aceptada en su verdadera y
más profunda dimensión, con errores
y aciertos, con límites y alcances. El
error no es más un impedimento para "creer",
por eso, la hermenéutica analógico-icónica
es un paso a la esperanza, a la esperanza en el
hombre, en el ser humano, en la palabra que le
ha sido conferida y en el hacer que en ella se
funda.
La hermenéutica analógica del Dr.
Beuchot cree en el logos del hombre, aunque lo
reconoce limitado. En efecto, la hermenéutica
analógica no teme, pues, a la limitación
humana. Antes bien, la asume, la explota, pues
reconoce, al mismo tiempo, los alcances, las fronteras
que el ser humano toca en su "limitación".
Por ello, la esperanza que la hermenéutica
analógica abre está puesta en el
decir (verbo) con sentido (compromiso) del hombre.
A decir del Dr. Beuchot, si el decir del ser humano
es analógico, encuentra y toca. No se desvanece
en su aparecer. Apunta, señala, invoca,
logra, pues, alcanzar al ser. Pero se sabe limitada.
Por ello, invita al conocimiento y llama a la
humildad. Al mismo tiempo, lleva a la acción
a una acción que se nutre de la esperanza,
de la "fe" en la condición humana.
El hombre ha dejado de creer tanto en él
mismo que no ha encontrado otra forma de defenderse
de sus propios límites que la absurda obscuridad
del relativismo. El que, al parecer, recorre el
mundo disfrazado de la "más civilizada"
de las actitudes humanas, a saber, la tolerancia.
Pero todo tiene un límite. Hay cosas que,
de suyo, no pueden tocarse.
La analogía es algo a favor de la palabra.
Lo analógico es algo que invoca un decir
con sentido. Desde lo analógico puede hablarse,
llegar a acuerdos, tomar partido. Parece ser,
sin embargo, que desde la analogía nos
movemos en el plano de las definiciones. Pero
ese es sólo el comienzo y un comienzo de
gran importancia. Al menos así se empieza
a acotar, a poner límites y a acordar algo.
Se traspasa la civilizada actitud de la "tolerancia"
que, antes bien, no es más que una pesada
y dura indiferencia que se funda, al mismo tiempo,
en un nihilismo, en una perversa y perezosa incapacidad
de hacer algo por comprometerse, por tomar partido.
La modernidad es, para nosotros herederos de la
misma, una crisis del sentido. Carga ella con
el "descubrimiento" de los "límites"
de la condición humana. Por ello, uno de
los grandes problemas de la misma es "el
juicio". Enjuiciar es tomar posición,
es arriesgarse a hablar, a acertar (o no). No
es, pues, gratuito que una de las más importantes
obras de la modernidad se intitule Crítica
de la capacidad de juzgar. A decir verdad, tras
las Meditaciones Metafísicas de Descartes,
juzgar es casi imposible (tomemos en cuenta las
afirmaciones que hace en la Meditación
Cuarta, sobre todo). Con todo, ese fue un motivo,
un tema de hace siglos. No podemos cargar eternamente
con los miedos y limitaciones (justificadas o
no, ese es un asunto que no nos toca resolver
aquí) de la época que nos precedió.
Ya no podemos, no debemos manejarnos más
en el ámbito de la hipótesis. En
efecto, hay que enjuiciar. Pero afirmar esta posibilidad
no significa hacer a un lado los descubrimientos
de los seres humanos que nos antecedieron. Antes
bien, significa verlos así, como seres
humanos en el tiempo y, por consiguiente, finitos,
limitados y, gracias a ello, superables. Hemos
respetado tanto a los "padres de la modernidad",
hemos respetado tanto a "nuestros padres"
que no nos hemos dado el lujo de criticarlos,
de trascenderlos. Hasta el momento hemos sido
incapaces de ver que su visión es limitada,
que su visión es una visión parcial
y que, desde esa parcialidad, puede y debe ser
completada. Nos hemos quedado varados en "la
endeblez de la naturaleza humana", que Descartes
reporta como conclusión de sus Meditaciones
Metafísicas. Y ese estancamiento es, de
hecho, ejemplo de tal debilidad. Hasta el momento
hemos sido débiles, hemos sido incapaces
de superar ese golpe, ese gran golpe al "orgullo",
a la "dignidad humana" (no por ello
en esa época, también, se dan tantos
y tantos tratados sobre "la dignidad humana").
Nos hemos quedado allí, en la endeblez,
aniquilados. Nos hemos negado, por endeblez y
porque "ya se descubrió que somos
endeblez" que también hay fuerza.
Pero como el camino es tan arduo, es decir, Las
reglas para la dirección del espíritu
son tan estrictas que "más vale no
decir nada, no juzgar y, muy probablemente equivocarse".
La hermenéutica analógico-icónica
de Mauricio Beuchot, por hablar desde otra tradición
de pensamiento, nos recuerda, nos hace palpable
que "la endeblez de la naturaleza humana"
no tiene límites tan estrechos, que "la
dignidad del hombre" radica, precisamente
en el esfuerzo, en el encuentro con "la ciencia
a él proporcionada". Ciertamente,
un encuentro parcial, un encuentro siempre superable
y por completar, pero al fin y al cabo un encuentro
que nos permite tomar partido por la verdad y
por la vida y romper, así, los límites
de la tolerancia y la intolerancia; del equivocismo
laxo e inútil y del univocismo rotundo
y rudo del cual nada nuevo ni comprensivo puede
salir.
Si sabemos sujetar ambos polos en su misma tensión,
a saber: el de lo metonímico sin perder
la capacidad de la metáfora, y el de lo
metafórico sin abandonar la posibilidad
de reconducir metonímicamente los fragmentos
al todo, como es lo propio de la iconicidad y
la analogía, podremos reedificar lo que
ha quedado frente a nosotros en esta llamada "época
del fragmento" (3).
Notas
(1) Véase el apartado "traducciones"
de la sección "Obras de Mauricio Beuchot".
(2) De esta suerte, el quehacer del Dr. Beuchot
puede ligarse con aquellos otros pensadores mexicanos
que recibieron y difundieron la hermenéutica
en México Entre ellos destacan Armando
Suárez (quien tradujo el libro de Paul
Ricoeur, Freud, una interpretación de la
cultura), Felipe Flores, Roberto Castro, Miguel
Kolteniuk, Miguel Ángel Zarco, Gloria Pardo,
el Dr. Ricardo Sánchez Puente, Jorge Iñiguez,
Gabrel Chico y Jesús Herrera Aceves, entre
otros más.
(3) Beuchot, Mauricio. "Hermenéutica
analógica y crisis de la modernidad".
Universidad de México (Revista de la Universidad
Nacional Autónoma de México) 567-568
(1998): 10-13.
Nora María Matamoros Franco
UNAM
http://www.ensayistas.org/filosofos/mexico/beuchot/introd.htm
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