Nació
en Amozoc, Pue., el 16 de agosto de 1803;
falleció en México, D.F., el
21 de julio de 1880. Ingresó en la
Academia el 11 de septiembre de 1875 como
numerario; silla que ocupó: VIII (1º).
Otra distinción: Correspondiente de
la Academia Colombiana el 13 de mayo de 1941. |
Desde
su inicio, la Academia Mexicana llamó a
su seno a relevantes manejadores del idioma. Como
lo evocó magistralmente Ángel María
Garibay, "los nombres iniciales, aunque no
todos lograron recibir la honrosa distinción,
porque a ella se anticipó la muerte, fueron
blasones de nuestras letras. El presidente de
la República, Lerdo de Tejada, un obispo,
un deán, como presagio de las sotanas en
la Academia. Y además de ellos, un Arango
y Escandón, que abrió, antes que
nadie, los secretos del proceso de fray Luis de
León; un García Icazbalceta, venerable
por su sabiduría y su caridad; un José
Fernando Ramírez, benemérito de
nuestra cultura en el campo en que menos se estima,
que es el de preparar y conservar los documentos
para nuestra historia. Con ellos, Segura, Collado,
Cardoso.
Miembro fundador de la Academia Mexicana -en la
silla número VIII- fue el licenciado Joaquín
Cardoso, nacido hacia 1803 en Amozoc, estado de
Puebla, "de una familia descendiente de judíos
sefardíes".
Estudió en Puebla, y en el Seminario Palafoxiano
alcanzó el título de abogado; pero
su filiación liberal lo llevó a
figurar en momentos difíciles para la vida
política del país. Al amparo del
Plan de Ayutla se le designó representante
propietario por el Distrito Federal, según
orden de don Juan Álvarez dictada en Iguala,
Guerrero, el 24 de septiembre de 1855.
Con ese carácter concurrió el 4
de octubre de ese mismo año a Cuernavaca
a la elección del Presidente interino de
la República. Al resultar electo el caudillo
sureño, se le ofreció a Cardoso
la cartera de Relaciones Exteriores -que lo habría
convertido en compañero de gabinete de
Juárez, Ocampo y Prieto-, pero no aceptó.
Años adelante se le ofreció el ministerio
de Hacienda, con iguales resultados negativos.
"Aceptó en cambio, con sumo placer
-dice el historiador de la Academia, Alberto María
Carreño-, la dirección de nuestra
Biblioteca Nacional en sus días más
difíciles, los de su formación."
En este punto hay un error tradicional: se viene
repitiendo que Cardoso fue director a la muerte
de Lafragua, en noviembre de 1875. Sin embargo,
ya lo era en 1874 según el publicista Juan
E. Pérez en su Almanaque (Cuarto Año,
para 1875).
En lo literario, Cardoso fue de los redactores
iniciales de El Siglo XIX (primera época,
1841-45). Y Altamirano recuerda que en las célebres
Veladas Literarias (1867-68) se dejaban oír
“la palabra sonora y chispeante de Pedro
Santacilia, la observación magistral de
Cardoso, la insinuación benévola
de Anselmo de la Portilla, la defensa expresiva
de Joaquín Alcalde, la elocuente aprobación
de Martínez de la Torre, la improvisación
admirable de Guillermo Prieto, y la majestuosa
crítica de Ignacio Ramírez, que
constituía el juicio en última instancia”.
Por su parte Carreño dice que Cardoso,
“que fue notable latinista, hizo de su casa
el centro de los intelectuales más distinguidos
de su tiempo, como Lafragua, Lacunza, Prieto,
etc., quienes lo llamaban afectuosamente <<maestro>>”.
Y no se olvide que José Zorrilla menciona
a Cardoso en La flor de los recuerdos.
Nuestro biografiado fue senador de la República
y ministro de la Suprema Corte de Justicia, donde
según el ilustre penalista doctor Luis
Garrido “se significó por lo bien
escrito de sus votos”. Sólo que,
como escribe Carreño, “resulta verdaderamente
sensible que aquella brillante inteligencia, que
aquel positivo talento, no hubiera, como Vallarta,
publicado sus <<votos>> coleccionados”.
Tendríamos en conjunto la letra y el espíritu
de quien actuó en el máximo tribunal
de la justicia mexicana con hombres de la talla
de Ignacion Ramírez, Lerdo de Tejada, José
María Iglesias, León Guzmán,
Ezequiel Montes y el propio Vallarta.
El licenciado Joaquín Cardoso murió
en la ciudad de México, ocupando la dirección
de la Biblioteca Nacional, el 21 de julio de 1880.
Fuente:
Salvador Cruz
Semblanzas de Académicos. Ediciones del
Centenario de la Academia Mexicana. México,
1975, 313 pp.
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