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HUMANISTAS MEXICANOS

 

HUMANISTAS MEXICANOS



CASIMIRO DEL COLLADO
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua
Generación 1825
Nació en Santander, España, el 4 de marzo de 1822; falleció en México, D.F., el 28 de marzo de 1898.
Ingresó en la Academia el 11 de septiembre de 1875 como numerario; silla que ocupó: IV (1º).


En Santander, España, nació el 4 de marzo de 1822; niño aún, vivió con sus abuelos en el cercano Valle de Liendo, y allí empezó a estudiar el latín; prosiguió sus estudios en Villacarriedo y en Burgos.
Con sus familiares vino a México en 1836. Aquí aprendió idiomas y conocimientos mercantiles, y se inició en el cultivo de las letras desde temprana época, según refiere don José Zorrilla.
   En 1841, Collado y José María Lafragua fundaron y codirigieron el semanario El Apuntador, que un moderno investigador ha calificado como "una de las revistas más interesantes que se hayan publicado en México". Don Victoriano Agüeros dice que Collado usaba en aquella revista el seudónimo de "Fabricio Núñez" y, por lo mismo, podemos saber que fueron suyas algunas colaboraciones muy interesantes, especialmente crónicas y cuadros de costumbres, que casi inician este género en periódicos mexicanos; naturalmente también hay allí poemas suyos, obras de juventud plenamente románticas, como era la época.
   Cuando las tropas norteamericanas invadieron el Valle de México, en 1847, Collado prestó ayuda a nuestros compatriotas, y al terminar la batalla del convento de Churubusco, el 20 de agosto de dicho año, fue a auxiliar a los heridos y trajo a México a su amigo y colega, el periodista y capitán Luis Martínez de Castro, mortalmente herido en el combate.
   Ya en su madurez, luego de mediar el siglo, Collado cambia su hálito romántico por una forma lírica más clásica, o más bien neoclásica, que es lo que algunos comentadores han llamado "su segunda manera"; a ella pertenece su Oda a México que todos elogiaron y con razón; está dedicada a don José María Roa Bárcena y es, en cierto modo, una nueva y reducida Rusticatio Mexicana, pero con claras y sensatas alusiones a los graves sucesos del momento: las agitaciones políticas, la peste (acababan de pasar las graves epidemias Cholera morbus y de tifo), las amenazas exteriores por la política internacional, todo lo cual conmueve al poeta, que termina haciendo votos por la felicidad de nuestro país.
   En sus actividades mercantiles, primero, y luego también financieras, don Casimiro del Collado consiguió feliz éxito y adquirió una posición social relevante.
En 1871 hizo un viaje a España, principalmente a su región santanderina; regresó a México en 1873. De ese momento quedan algunos de sus mejores poemas. Cinco años después realizó un segundo viaje, con más dilatada permanencia en España, la cual aprovechó para publicar una selección de sus poemas, en limpia edición, prologada por Menéndez y Pelayo.
Entre uno y otro viaje, en 1875, en México formó parte del grupo de fundadores de la Academia Mexicana Correspondiente de la Española, siendo el primer ocupante de la silla número IV.
Su libro de poemas, antes mencionado, lleva esta portada: Poesías de Don Casimiro del Collado, de la Academia Mexicana, Correspondiente de la Española. Madrid, Imp. de Fortanet, 1880. En el prólogo, Don Marcelino Menéndez y Pelayo le llama “paisano mío más de dos o tres veces, como nacido en mi provincia, en mi ciudad y hasta en mi barrio y calle...” Comenta que, una vez superado su juvenil romanticismo, “púsose mi conterráneo al nivel de los primeros líricos españoles y encontró acentos propios y vigorosos para toda idea y toda pasión, colores y formas para todo espectáculo de la naturaleza...” Y, adelante: “En el manejo de la lengua y en el arte de la versificación ya he dicho que el Sr. Collado es maestro... Numerosas, rotundas y llenas son sus estancias: felices sus inversiones y latinismos, variadas y nunca vulgares sus rimas, y aplicados con horaciana novedad sus epítetos...”
Después de publicado su libro, volvió a México Don Casimiro del Collado, se retiró prácticamente de los negocios, continuó escribiendo de cuando en cuando y asistiendo con regularidad a las sesiones y actividades de la Academia. En 1865, parece que a instancias amistosas de Don Francisco Sosa, publicó una breve selección de otras obras suyas con el título de Últimas poesías.
Murió en México, en su casa de la calle de la Independencia, el 28 de marzo de 1898; el día 30 fue sepultado en el Panteón Español.
Fuente:
José Rojas Garcidueñas
Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, 313 pp.

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Agradecemos el apoyo para la realización de este proyecto de:


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. UNAM

 


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