Nació
en Sevilla, España, el 23 de junio
de 1893; falleció en México,
D.F., el 10 de abril de 1967. Ingresó
en la Academia el 3 de julio de 1953 como
numerario; silla que ocupó: XXV (1º).
Cargo: Censor (6º): 1965-1967. |
José
María González de Mendoza mexicano
por naturalización, nació el 23
de junio de 1893 en Sevilla (España) y
murió en la ciudad de México el
10 de abril de 1967.
Hizo sus estudios en el Colegio
de los Jesuitas de Málaga, en San Pablo
y los Maristas de Jerez de la Frontera, en los
Salesianos de Utrera y en el Instituto de Segunda
Enseñanza de Mahón. Siguió
además algunos cursos de comercio y se
preparó para ingresar a la Academia Militar
de Artillería.
En 1910 llega a México
a reunirse con su familia y trabaja en negocios
mercantiles. Pronto se definió su vocación
literaria, y aparecieron sus primeras producciones
poéticas y narrativas en revistas como
Alma Bohemia, Mefistófeles (1918) y Álbum
Salón (1919), de la que fue secretario
de redacción. Publica La emoción
dispersa (1919) y El hombre que andaba y otros
cuentos verosímiles (1925). Entra al campo
de la crónica, el ensayo y la crítica
literaria. Para ésta tenía claro
juicio, equilibrada sensibilidad, noble espíritu
de justicia y una cultura que aumentaba día
a día. En 1928 ingresó
al Servicio Diplomático Mexicano y ocupó
puestos en Francia (1928-1932), España
(1932-1934), Bélgica (1938-1940), Portugal
(1940) y Cuba. En París y en Madrid conoció
a los más famosos escritores. En La Habana
casó con la señora Concepción
Freyre de Andrade, de distinguida familia, el
3 de mayo de 1941. Asistió a la Escuela
de Altos Estudios en la Universidad de París
(1923-1928) y siguió algunos cursos en
la Escuela del Louvre y en el Colegio de Francia.
Llegó a la categoría de Consejero,
y fue Encargado de Negocios en Francia (1958-1959).
En la crítica de arte
dejó dos estudios interesantes: La pintura
de Ángel Zárraga (1941) y Algunos
pintores del Salón de Otoño (1942).
Traduce al español, con la colaboración
del gran escritor guatemalteco Miguel Ángel
Asturias, los textos franceses de Georges Raynaud
del Popol Vuh o Libro del Consejo (1927) y de
los Anales de los Xahil (1928). Conocía
muy bien la obra de Miguel de Cervantes y había
estudiado la de sus críticos. En el Certamen
del IV Centenario de Cervantes (1947) organizado
por la Academia Mexicana de la Lengua, obtuvo
el Primer premio su trabajo Biógrafos de
Cervantes y críticos del “Quijote”,
publicado en Memorias de dicha institución
(1955). Dejó en la Universidad Nacional
Autónoma de México, totalmente preparada,
la edición de las Obras completas de José
Juan Tablada, de quien publicó una antología
con un importante estudio preliminar (1943). Primero
miembro Correspondiente de la Academia Mexicana
de la Lengua, ingresó como de Número
el 14 de noviembre de 1952; Secretario de Actas
(1952-1954), Secretario adjunto al Primer Congreso
de Academias de Lengua Española (1951)
y finalmente Censor (1965-1967). Publicó
unos 2.500 artículos en numerosos periódicos
y revistas de México y el extranjero. Utilizó
varios seudónimos, el más conocido
de ellos fue “El Abate de Mendoza”.
Colaboró en El Universal Ilustrado (1923-1928),
Jueves de Excélsior (1937 y 1947-49), Revista
de Revistas (1941-1946), Nuevo Mundo (1947-1954)
y El Universal (1951-1961). Fue director de México
de Hoy (1948-1954). En 1970 apareció póstumamente
un nutrido volumen de sus Ensayos selectos, pequeña
parte de sus numerosos escritos. Demuestra su
variada y curiosa información, capacidad
crítica, agudeza de análisis, versatilidad,
penetración, y estilo castizo, transparente
y eficaz. Ensayos ceñidos y precisos que
tratan con notable comprensión y brevedad
aspectos de la vida o de la obra de escritores
de diversos tiempos y naciones, importantes problemas
literarios y estéticos y con frecuencia
raras cuestiones de erudición. Sus temas
comprenden la literatura prehispánica y
la española de los Siglos de Oro, con especialización
en Cervantes y el Quijote; literatura mexicana
antigua y moderna, Sor Juana Inés de la
Cruz y los fabulistas mexicanos, la poesía
actual de González Martínez, Alfonso
Reyes y Carlos Pellicer; el jai-kai y las novelas
de Mariano Azuela. Y de Francia ensayos sobre
Juan Jacobo Rousseau, Guillermo Apollinaire y
otros escritores modernos y también la
geografía literaria y sentimental de París.
Uno de nuestros mejores ensayistas y de nuestros
críticos literarios más cultos,
penetrantes y equilibrados. Sus jefes y sus amigos
lo recuerdan por su lealtad y cortesía,
por su admirable memoria y su capacidad de trabajo,
y por su generoso espíritu de colaboración.
Antonio Castro Leal
Semblanzas de Académicos. Ediciones del
Centenario de la Academia Mexicana. México,
1975, pp. 120-122
----------------------------------------------------------------------------
|