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Cátedra Alfonso Reyes
Humanista mexicano

HUMANISTAS MEXICANOS

 

HUMANISTAS MEXICANOS



MIGUEL SALINAS ALANÍS
Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua

Generación 1855
Nació en Toluca, Méx., el 12 de febrero de 1858; falleció en México, D.F., el 18 de diciembre de 1938. Categoría: Correspondiente mexicano.



M
iguel Salinas Alanís
Miguel Salinas Alanís pertenece a la categoría de los auténticos maestros, de aquellos hombres que cumplen su destino entregando su vida a la enseñanza que es abrir el espíritu y la mente del hombre y de la naturaleza, y a convivir armoniosamente. No fue tan sólo difusor de conocimientos, sino forjador de caracteres, de recias personalidades un hombre que, atento a las circunstancias de su época, laboró por mejorar las condiciones de los campesinos a través de efectiva instrucción. Fue maestro rural, esto es, misionero consciente de que es menester construir un México mejor. Enamorado ardientemente de su país, al que recorrió en buena parte, enfocó su acción cultural y social a construir, a hacer mejores a los mexicanos, y por ello se esforzó con el fin de que, dotados de mejores elementos culturales, pudieran ocupar lugar digno y relevante.
   A más de maestro, Miguel Salinas fue notable estudioso. Su sensibilidad literaria la manifestó desde muy pronto, mas en él se impuso notable espíritu de organización y rigor que le llevó a profundizar, orientado por el notable educador don Mariano Oscoz, en el origen, estructura y posibilidades de la lengua, de la que fue eminente preceptista. Salinas no se convirtió en un gramático inflexible y acartonado, ajeno a las posibilidades creativas del lenguaje, sino que, por el contrario, pensó, y ése es el mérito excepcional que tuvo su acción, que siendo el pensamiento la facultad más noble y esencial en el hombre y el lenguaje el medio de expresar sus ideas, debería posibilitarse la expresión y expansión del pensamiento humano mediante correctas, exactas y hermosas palabras. Creía, y así lo afirmaba, que "la lengua y las letras son el fondo de los estudios, porque son el fondo del ser humano". De este noble afán, que fue siempre en él viva preocupación, derivó la ocupación que él eligió durante muchos años maestro de lengua y literatura y escritor de notables estudios lingüísticos destinados a perfeccionar las formas expresivas de los estudiantes.
   Consagrado durante largos años a la enseñanza de las letras y de la gramática en numerosos planteles de enseñanza media y superior, de su experiencia y amplios conocimientos, de su frecuencia de los autores clásicos y su trato continuo con los orientadores del idioma: Caro y Cuervo, Robles Dégano, Bello, pudo elaborar magníficos trabajos notables por su sencillez, claridad y saber, que son la Gramática inductiva de la lengua castellana, Construcción y escritura de la lengua española, Ejercicios lexicológicos para el aprendizaje de la lengua castellana y varios estudios filológicos en los que se aprecia el dominio que tenía tanto en el campo de la lingüística y gramática, como en el de la didáctica.
   A esa misma finalidad responden varias de sus obras, como las Fábulas del Pensador Mexicano, corregidas, explicadas y anotadas. Cuentos, leyendas y poemas escogidos y anotados, que en parte cumplían con su anhelo enunciado en su conferencia: Finalidades que persigue la enseñanza de la lengua castellana y la de su literatura, anhelo consistente en formular amplia antología que permitiera a los educandos, bajo la dirección del maestro, descubrir y apreciar los aspectos lingüísticos, críticos y éticos de los escritores más sobresalientes.
   Otro aspecto que ya señalábamos anteriormente, fue el de su amoroso fervor por México. Salinas fue un enamorado de su patria y un cantor sobresaliente de sus bellezas. Hombre de provincia, aprendió en ella a apreciar el paisaje, tanto el geográfico como el espiritual. Supo distinguir las variadas características de las diferentes zonas geográficas del país, y dentro de ellas advertir las expresiones de civilización espiritual y material que el hombre imprime en ellas. Heredero de los grandes descriptores del paisaje, como Pereda entre los españoles y Altamirano, Justo Sierra, Manuel José Othón, entre los nuestros, volcó su amor a la naturaleza en bellas, frescas y sugestivas descripciones en torno de los Paisajes morelenses, el Santo Desierto de Tenancingo, el Acueducto de Querétaro, las Playas de Cuyutlán y muchos otros sitios reveladores de la geografía mexicana.
   Su tierra natal, Toluca, en donde nació el 12 de febrero de 1858, no podía escapar, como tampoco Morelos, en donde vivió largos años, a su afán de describirlos, de historiarlos.
   Amplios estudios reunidos bajo el nombre de Datos para la historia de Toluca, constituyen valiosos elementos en torno de esa ciudad. Construidos sin pretensiones metódicas, representan bellas y válidas aportaciones históricas de singular valor, así como muchos otros publicados en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y en las Memorias de la Sociedad Científica Antonio Alzate. Varios de sus trabajos monográficos son sobresalientes por su fidelidad, información objetiva y apreciación justa, así como por su estilo claro y agradable. Al igual que muchos hombres de su época y heredero de hermosa y útil tradición, la que hermanaba historia y geografía, nos dejó, como Antonio García Cubas y Jesús Galindo y Villa, importantes estudios geográfico-históricos como El río Amacuzac, Las fuentes del río Lerma, Mis árboles, los Geólogos en Cuernavaca y otros, muestras de su gran curiosidad y saber.
   Maestro auténtico, cumplió Miguel Salinas esforzadamente su misión, hasta el día que murió, el 18 de diciembre de 1938, enseñando a la juventud a amar a México, a ser consciente de su misión histórica y a ennoblecer y liberar su pensamiento a través de una limpia, clara y hermosa expresión. Tal es el sentido que de su obra íntegra se recoge y por ello hoy le recordamos con respeto y amor.
Ernesto de la Torre Villar
Semblanzas de Académicos. Ediciones del Centenario de la Academia Mexicana. México, 1975, 313 pp.

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Semblanza de Miguel Salinas
por
Carlos Herrerón Peredo
Academia Mexicana de la Historia
Nació en Toluca el 12 de febrero de 1858. Ahí llevó a cabo sus primeros
estudios y ahí conoció al gramático Mariano Oscoz. Marchó a la ciudad de
México donde estudió en la Escuela Nacional Preparatoria con el propósito
de llegar a médico, designio que hubo de dejar, pues los apremios econó-
micos lo obligaron a emprender el camino del magisterio. profesión que se
ría en él la más consumada. En efecto, a los dieciocho años se inició como
maestro en el pueblo de Tlaltizapán, de donde pasaría al de Tlaquiltenango, ambos en el Estado de Morelos. Se instaló en Cuernavaca donde fundó en 1881 una escuela primaria particular llamada Instituto Madame Pape-Carpentier, nombre de una célebre pedagoga cuyo pensamiento fue norte e inspiración para Salinas. Al crearse la Dirección de Educación Pública del Estado de Morelos en 1909, Salinas fue designado director, puesto que ocupó hasta 1912. En su gestión se organizaron conferencias sabatinas para maestros rurales, así como concursos interescolares. Fundó el Boletín de Instrucción Pública del Estado de Morelos y en 1910 publicó un texto de larga vida, la Gramática Inductiva de la Lengua Castellana.

Los vientos de la Revolución devolvieron a Salinas a la ciudad de México
en 1912. Ahí se radicaría por el resto de su vida consagrado al magisterio y labores afines. De tal forma fue maestro de Lengua y Literatura Española en la Escuela Nacional Preparatoria. en varias escuelas secundarias y en la Escuela Superior de Comercio, mientras que por otra parte y sucesivamente desempeñaba los puestos de director de una primaria, así como el de secretario del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología, los de prefecto, subdirector y jefe de varias clases en la Escuela Nacional Prepara teoría. También impartió lecciones y conferencias en la Universidad Popular Mexicana. Paralelamente escribía y publicaba libros para el magisterio: La Enseñanza de la Geografía en México (1916), Fábulas del Pensador Mexicano, corregidas, explicadas y anotadas (1918), Ejercicios lexicológicos para el Aprendizaje de la Lengua Castellana, (1922) y 1925) y Construcción y Escritura de la Lengua Española (1933).

Miguel Salinas incursionó recurrentemente en la historia y sus con
Atribuciones en este campo fueron el fruto de un gusto, de una afición con la que descansaba de sus tareas magisteriales y que comenzó a expresarse desde 1909 con la publicación de El Insurgente Francisco Ayala a la que seguiría Matamoros. Su salida de Jantetelco (1912). Estos y otros títulos posteriores, ya de historia local, ya de biografías o de geografía, fueron publicados por la Sociedad Científica "Antonio Alzate" o en el Boletín de, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, agrupaciones de las cuales Salinas fue distinguido miembro, como lo fue también de la Academia Mexicana de la Lengua. Reuniendo la mayor parte de tales trabajos junto con otros publicó dos importantes libros: Historias y Paisajes Morelenses (1924) y Datos para la Historia de Toluca (1927).
Ambos han sido reeditada con otros estudios posteriores, algunos de ellos
inéditos (1981 y 1965 respectivamente).

Al inicio del libro sobre el Estado de Morelos, Salinas manifiesta el
fundamento principal de su información: “La circunstancia de haber vivido
cerca de treinta y cinco años en el Estado de Morelos, me ha puesto en
aptitud de conocer muchas de sus comarcas, de visitar sus monumentos
arqueológicos, de admirar de cerca sus bellezas naturales y de estudiar
algunos de los hechos históricos sucedidos en aquella región”. El estudio
aludido tuvo en realidad muchas más fuentes según se desprende del texto mismo y de las no raras notas que le acompañan: testimonios orales, periódicos o revistas, folletos, libros y documentos. Cuando no había más que rumores, los desechaba diciendo "no tengo autoridad en que apoyarme y no quiero fiar sólo de la voz de la calle" (p. 183). En sus páginas se pintan las ruinas de Xochicalco, el palacio de Cortés, los ríos de Yautepec y Amacuzac, la sierra de Tepoztlán, la caverna de Cacahuamilpa, el ingenio de Tlaltenango, el trapiche de Amanalco, el jardín de Borda, etcétera. Por ellas también desfilan Juana de Zúñiga, Maximiliano y Carlota, el obispo Plancarte y Navarrete y Cecilio Robelo, así como los bandoleros Agustín Lorenzo y "El Aguacate". En el libro sobre Toluca manifiesta el resorte que lo llevó a escribir, “el amor al terruño". Y confiesa que se lanzó a la empresa "como mero aficionado"... aprovechando tal o cual libro o documento que la casualidad me ha ofrecido, o los informes que me han dado excelentes amigos, deseosos de ayudarme". La obra de este amoroso aficionado fue "el primer estudio serio" sobre la capital del Estado de México, según lo califica así Mario Colín. Algunos de los temas son éstos: las fuentes del río Lerma, la etimología de Toluca, sus tributos, fray Andrés de Castro, los conventos de San Francisco y del Carmen, las procesiones, los portales, la plaza de los Mártires, la estatua de Hidalgo, la municipalidad, José María González Arratia, etcétera. Aparte hay que decir que tanto éste como el libro sobre Morelos están enriquecidos con otro tipo de testimonios históricos: fotografías y dibujos. Más allá de la infinidad de datos que aporta Salinas conviene ponderar el carácter literario de la mayor parte de sus contribuciones históricas. Se trata de narraciones que están hechas con las dotes de un maestro que relata con diafanidad y sabe suscitar el interés.

Miguel Salinas ingresó a la Academia Mexicana de la Historia el 25 de mayo de 1934 pronunciando un discurso sobre "Bienes y Tributos del Estado y Marquesado del Valle de Oaxaca". Murió en la ciudad de México el 18 de diciembre de 1938. Carlos Herrerón Peredo.

http://www.acadmexhistoria.org.mx/miembrosANT/res_m_salinas_alanis.pdf

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Agradecemos el apoyo para la realización de este proyecto de:


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS. UNAM

 


GOBIERNO DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE MORELOS





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